La casita de Patitas
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La casita de Patitas

Edades:
A partir de 4 años
La casita de Patitas El conejito Patitas vivía en el bosque, orgulloso de su pequeño hogar hecho completamente por él. Pero un día, una feroz tormenta llegó y arrasó con todo, dejando a Patitas sin su preciada casita.

Desolado, Patitas intentó levantar lo poco que quedaba, pero sus patas temblaban y su corazón estaba lleno de tristeza. Mientras se sentaba en el claro, mirando los restos, escuchó un crujido. Era la ardilla Clarilla.

—Te ayudo— dijo.

—Y yo también —dijo el pájaro Pajaruco, que llegó en ese momento haciendo una caída en picado.

Patitas, reacio al principio, no quería admitir que necesitaba ayuda.

—Vamos, patitas, que si levantas tu casa enseguida vas a dormir al raso —dijo el oso Brumoso, que acababa de llegar.

—Pero si me ayudáis no podré estar orgulloso de haber hecho yo mismo mi casa —dijo Patitas.

—Entonces estarás orgullos de tener buenos amigos que te apoyan y te ayudan —dijo la ardilla Clarilla.

Y sin más, empezó la faena. Pajaruco llevó ramas y hojas, mientras Clarilla ayudaba a Patitas a colocarlas. Brumoso le ocupó de los trozos más grandes y de la partes más altas.

Con cada amigo aportando algo, la casa comenzó a tomar forma. Pero cuando estaban cerca de terminar, un fuerte viento la derrumbó.

—¡Oh, no! —gritaron todos.

Pero había que continuar.

La ardilla Clarilla dijo que debían usar una roca como soporte, para que la casa aguantara más. Pajaruco decidió ir a por más amigos para que les ayudaran.

El oso Brumoso se ocupó de mover la piedra y otros elementos más grandes y pesados para que la casa aguantara.

MLa casita de Patitasientras tanto, Patitas y Clarilla, con la ayuda de los pájaros, iban colocando las partes más pequeñas.

El nuevo hogar de Patitas era más fuerte y hermoso que nunca. Pero lo más importante no eran las paredes o el techo, sino las historias y las risas que se compartieron mientras lo construían.


Patitas, con lágrimas en los ojos, miró a cada uno de sus amigos y dijo:

—Mi casa no es solo mía, es nuestra. Gracias por enseñarme que juntos somos más fuertes y que las pequeñas cosas, como la amistad, son las más valiosas. ¡Vamos a merendar para celebrarlo!
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