Carmela quiere aprender a leer
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Carmela quiere aprender a leer

Edades:
A partir de 3 años
Carmela quiere aprender a leer Carmela era muy pequeña y estaba aprendiendo a leer. No sabía cómo expresarlo, pero cada vez que veía a los niños leer en voz alta a su alrededor le parecía magia. Como aquellos magos que habían visto en el teatro que sacaban cosas de sitios imposibles. Ya había aprendido las vocales A, E, I, O, U, pero todavía no sabía leer.

Un día mamá le dijo que la iba a ayudar a que aprendiera. Fueron a su habitación y en la alfombra de colores que tiene Carmela se sentaron las dos. Mamá sacó un tablero con lo que llamó letras. Eran unas piezas blancas y naranjas, grandes y que se podían pegar entre ellas. ¡Qué divertido! Mamá empezó a juntar las letras: MI, MA, ME, MO, MU.

-Vamos a aprender cómo suena la letra M, fíjate en mis labios Carmela. MA, ME, MI, MO, MUUU -repetía mamá.

Así todas las tardes Carmela disfrutaba sentada con mamá en su habitación escuchando y separando letras, formando sílabas. Repitiendo los sonidos especiales de nuestra lengua.

Otros días mamá le enseña fotos con palabras y así, poco a poco, sin decir nada Carmela, iba acordándose y señalando algunas que se repetían. ¡Qué divertido!

Además, como no iba a querer Carmela aprender a leer, ¡Mamá leía un libro todos los días! Primero le leía un cuento a ella antes de irse a dormir y luego mamá leía el libro que tenía en la mesita de noche. A veces incluso mamá le contaba la historia que ella misma estaba leyendo. Quería ser mayor y poder leer cuentos ella sola.

Un domingo lluvioso mamá trajo una gran cartulina a la habitación y le dijo a Carmela que iban a hacer el abecedario para que pudiera pegarlo en su pared.

- ¡Todas las letras en mi habitación! -pensó Carmela.

CCarmela quiere aprender a leeron todos los colores se divirtieron un montón. Mamá recortaba las letras porque no quería dejar que la pequeña utilizara las tijeras, pero luego Carmela pintaba a su gusto con rayas, puntitos y con trazos gruesos. Luego le ponían un pegamento especial y así llego a tener todas las letras colocadas en la pared formando un arcoíris.

Cuando acabo el curso Carmela ya sabía leer y se sentía muy contenta lo hablo con su profesora que la animó un montón y le dijo que a partir del curso que viene podría sacar un libro de la biblioteca.

Aun así, en casa seguirá teniendo el alfabeto en la pared. Le encanta y le recuerda la multitud de palabras que podrá formar para hablar y leer a partir de ahora.
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