La Gran Carrera del Té
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La Gran Carrera del Té

Edades:
A partir de 4 años
La  Gran Carrera del Té Corría el año 1866. El puerto de Fuzhou, en China, estaba alborotado. Se aproximaba un evento que pasaría a la historia: La Gran Carrera del Té. Toda Inglaterra esperaba con ansias sus cargamentos con hojas de té recién recogido, y el barco que llegara primero a Londres obtendría no solo el mejor precio por su valiosa carga, sino también fama y reconocimiento.

Competían los barcos más rápidos y elegantes del momento: el 'Taeping', el 'Ariel' y el 'Serica'.

—¡Hoy es el gran día, amigos! —exclamó el capitán del 'Taeping' mientras ajustaba su sombrero—. ¡La Gran Carrera del Té ha comenzado!

El capitán del 'Ariel', con una mirada desafiante, sonrió:

—Que el mejor barco gane. Y todos sabemos quién es el mejor.

El 'Serica', imponente y seguro, dejó que el viento acariciara sus velas. Sus marineros estaban ansiosos por el desafío, soñando con ser los primeros en arribar a Londres y pasar a la historia.

Las olas chapoteaban contra los barcos mientras se adentraban en el Mar de China. Pasaron días soleados y noches estrelladas. Pero también enfrentaron enormes tormentas, donde las olas parecían montañas y el viento aullaba como un lobo en mitad de la noche.

Una noche, mientras el 'Ariel' navegaba veloz, uno de los marineros gritó:

—¡Calma chicha! ¡No hay viento!

El capitán del 'Ariel', preocupado, miró el horizonte:

—Debemos mantener la esperanza. ¡El viento volverá!

Mientras tanto, en el 'Taeping', su tripulación trabajaba en equipo, manteniendo el barco en movimiento incluso cuando el viento se calmaba.

—¡Juntos somos más fuertes! —gritó uno de los marineros, y todos cantaban canciones de valentía para mantener el ánimo.

La carrera fue emocionante y desafiante. Cruzaron el océano Índico, desafiaron las olas del Cabo de Buena Esperanza y navegaron a través del vasto Atlántico. Todos soñaban con el momento en que atracarían en Londres y serían aclamados como héroes.

El día que se acercaron a Londres, la expectación era máxima. Las personas esperaban en el puerto, mirando con binoculares, tratando de identificar el primer mástil en el horizonte.

—¡Ahí viene el 'Taeping'! —gritó un niño, señalando con emoción.

Pero no muy lejos, el 'Ariel' también se acercaba. La diferencia entre ambos barcos era mínima. Las olas chocaban, el viento soplaba.


El 'Taeping' llegó primero, pero solo por unos escasos 28 minutos.

La  Gran Carrera del TéLa multitud aclamó al valiente 'Taeping', pero también al valeroso 'Ariel'. Y el 'Serica', con su imponente figura, no estaba muy lejos detrás de ellos.

Los tres capitanes se encontraron en tierra, con las manos en alto, celebrando el espíritu de la aventura.

—Ha sido una carrera como ninguna otra —dijo el capitán del 'Serica', emocionado, a pesar de no haber ganado la carrera.

Los niños de Londres escucharon esta historia durante años, inspirados por la valentía y la determinación de esos marineros. Y cada vez que tomaban una taza de té, recordaban la increíble hazaña de aquellos barcos y sus valientes tripulaciones.

La Gran Carrera del Té no fue solo una competición, sino un testimonio del espíritu humano, de la audacia y de la aventura que vive en el corazón de todos nosotros.
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