El Pirata Multipata
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El Pirata Multipata

Edades:
A partir de 4 años
El Pirata Multipata Había una vez un pirata de esos con pata de palo que en vez de una tenía dos. Dos patas. De palo. Las dos.

Y no le iba mal al tipo con sus patas, porque las había convertido en patas multiuso. Por eso le llamaban el Pirata Multipata.

Eran muy prácticas estas patas.

¿Que tenía que moverse por el barco? Pues se ponía unos pies articulados.

¿Que quería correr de un lado a otro? Pues se ponía unos muelles e iba brincando.

¿Que tenía que tirarse al agua y nadar? Pues sacaba las palas y nadaba como un pato.

¿Que el pirata tenía que atravesar un lago de fango? Pues afilaba y alargaba las patas para clavarlas y no quedarse enganchando.

¿Que tenía que atravesar un bosque lleno de arbustos? Pues convertía sus patas en largos y afilados cuchillos.

¿Que tenía que caminar por la nieve? Pues sacaba las raquetas. Y si tenía prisa y se podía deslizar, los esquíes.

¿Que tenía que subir al palo mayor? Pues no subía, porque le daba vértigo. Pero eso es otra historia.


Un día, al pirata Multipata le llegó un rumor: el dragón Chispagón había robado el gran tesoro Tintineante, un cofre que se daba por perdido desde hacía siglos.

El sueño de cualquier pirata.

—¡Tenemos que hacernos con el tesoro Tintineante! —dijo el pirata Multipata a sus compañeros.

—El dragón Chispagón es muy peligroso —dijo uno de los piratas—, y la isla en la que vive es inexpugnable.

—No sé qué significa eso, pero seguro que no es para tanto —dijo el pirata Multipata.


—"Inexpugnable" significa que es tan fuerte o seguro que no puede ser vencido, como un castillo con muros muy altos y puertas muy gruesas —dijo otro pirata—. Es como el superpoder de ser invencible.

—Pero eso lo arreglo yo con mis patas, ya veréis —dijo el pirata Multipata.

Le costó un poco, pero, por fin, el pirata Multipata convenció a sus compañeros y pusieron rumbo a la isla donde vivía el dragón Chispagón.

El pirata Multipata intentó varias veces llegar hasta el tesoro, pero ninguno de sus inventos funcionó.

—Al menos no te ha quemado las patas —dijo un pirata.

—Lo único que te queda es intentar entrar volando —se burló otro pirata.

—¡Eso es! ¡Tengo que hacer algo para que mis patas me lleven volando! —exclamó el pirata Multipata.

Entre todos idearon un sistema para que las patas del pirata Multipata pudieran elevarlo del suelo, como si fuera un helicóptero.

Y así, volando, el pirata Multipata consiguió llegar hasta el tesoro Tintineante.

Nervioso, abrió el cobre.

El Pirata Multipata¿Qué? ¿Cómo? ¿Y esto? —dijo el pirata Multipata.

—Doscientos cincuenta y siete sonajeros, trescientas treinta y tres campanillas y ochocientos noventa y cinco cascabeles —dijo el dragón Chispagón a su espalda—. Los he contado docenas de veces. Llévatelo si quieres, ya no pienso contar lo que tiene el cofre ni una sola vez más.

—Pero ¡si ni siquiera son de oro! —exclamó el pirata Multipata.

—Bueno, pero tiene su gracia —dijo el dragón—. Además, nadie tiene por qué saberlo. Y tener ese tesoro te hará muy famoso. Todos te reconocerán como el pirata que rescató el gran tesoro Tintineante de las fauces del malvado Chistagón.

—Ya que he llegado hasta aquí, al menos no me iré con las manos vacías —dijo el pirata—. Gracias, amigo.

Y así fue como el pirata Multipata se hizo con el tesoro Tintineante y se hizo famoso en el mundo entero.
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