El niño explorador
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El niño explorador

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El niño explorador Con tan solo ocho años, Luis se había convertido en el niño explorador más famoso del mundo. Era conocido por haber descubierto nuevas especies de insectos, nuevas especies de plantas y maravillosos parajes escondidos en medio de la inhóspitas selva. En su canal de Youtube, Luis colgaba los vídeos de sus increíbles aventuras.

Al principio Luis solo exploraba en vacaciones, pero un canal de televisión le llamó tanto la atención lo que hacía Luis que le ofrecieron tener su propio programa.

El sueño de Luis siempre había sido ser explorador profesional, así que la idea de tener su propio programa le fascinó. A sus papás les pareció bien, siempre y cuando Luis que siguiera con sus estudios del colegio, por supuesto.

Y así fue como Luis empezó a recorrer el mundo como nunca antes había hecho. Eso sí, con un equipo de profesores que se ocupaban de que siguiera con sus clases.

Al principio todo iba bien. Luis grababa su programa, acudía a sus clases y hacía los deberes que le mandaban. Pero poco a poco empezó a estar cansado. Era una estrella de la televisión. ¿Para qué necesitaba él estudiar? Así que, poco a poco, empezó a prestar menos atención a las clases y a dejar para el final del día los deberes. Pero al final del día estaba agotado, así que las dejaba para el final de la semana. Pero al final de la semana siempre tenía fans que atender, sesiones de fotos, entrevistas… y Luis sentía que se debía a su público. Y al final, claro está, no hacía sus tareas.

El niño exploradorCuando llegó el final del curso, Luis tenía muchas cosas por hacer. Entonces, se dio cuenta de que la condición para que pudiera seguir con su programa era pasar de curso. Y no solo era una condición de sus padres, sino que la productora del programa también se lo exigía. Y es que Luis era un modelo para otros niños, de modo que no podía repetir curso.

A Luis le entraron las prisas por terminar todo, pero era demasiado tarde. Y cuando llegó el día de presentar los trabajos y hacer los exámenes, Luis se encontró con que no podía pasar de curso.

- Tendrás que estudiar en vacaciones -le dijeron sus padres-. La productora de televisión no te dejará seguir en el programa si no apruebas todo.

Luis se sintió muy triste, pero pensó que sería mejor sacrificar el verano que quedarse todo un año sin programa. Pero a base de mucho esfuerzo y muchas tardes sin ir a la piscina estudiando, lo consiguió.

Al curso siguiente, Luis decidió que no le pasaría lo mismo, y que prefería sacrificar una o dos horas al día para sacar tiempo para estudiar y hacer sus deberes que tener que hacerlo durante todo un verano. Y así fue como Luis descubrió el valor de la disciplina.
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