Sara y la gaviota
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Sara y la gaviota

Edades:
A partir de 3 años
Valores:
Sara y la gaviota Sara se fue de vacaciones con su papá a un pueblo de Valencia. Ellos que vivían en el norte buscaban en su camino encontrar el sol. Cuando llegaron al pueblecito ya era de noche. Al día siguiente se levantaron temprano y nada más desayunar salieron a dar un paseo y se encontraron un largo camino cerca del mar para poder recorrerlo y disfrutar de la brisa de la mañana.

Sara caminaba de la mano de papá hasta que la soltó para señalar algo que había visto. Papá dirigió la mirada hacía donde la niña indicaba y vio que Sara señalaba hacía una gaviota.

La gaviota se mostraba pequeña y delicada, con un pico anaranjado y brillante y unas hermosas plumas blancas. Dieron unos pasos para acercarse a ella y la gaviota se mantenía muy muy quieta. Sara sonreía y aplaudía. No sabía qué decir, porque todavía era muy pequeña. Dio unos cortos pasitos y la Gaviota voló y se situó al suelo cerca de ella. Sara la miraba encantada de su gran descubrimiento. Su padre sacó la cámara e hizo un par de fotos de las dos nuevas amigas.

El día pasó y la mañana siguiente apareció de nuevo ante los ojos de Sara y su padre, decidieron repetir su camino. Sara preguntó a su papá si podría volver a ver a su amiga. Papá le dijo que seguro que sí y además esta vez llevaba una sorpresa.

Cuando llegaron a la misma zona de la barandilla allí encontraron a la gaviota, posada, mirando al mar, tranquila y alegre. Se acercaron a ella y papá le dijo a Sara he traído algo de pan para que le des a tu amiga la gaviota con cuidado. Sara cogió el pequeño trozo de pan y así lo hizo. Se acercó y fue soltando en el suelo migas de pan, la gaviota se acercó y se lo comió todo sin dejar ni rastro.

Sara y la gaviotaSara sonreía y se mostraba contenta de que la gaviota se lo hubiera comido todo. Su papá volvió a sacar un par de fotos de la gaviota, una con las alas al vuelo, y otra apoyada en la barandilla del muro. Cada mañana Sara se sacó una foto sonriente de diferente forma con la gaviota.

Así pasaron las vacaciones y cuando llegaron de nuevo a su ciudad en el norte Sara encantada no paraba de contar a sus amigos su amistad con su amiga la gaviota.
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