Retaleo está enfadado
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Retaleo está enfadado

Edades:
A partir de 6 años
Valores:
Retaleo está enfadado En la estación espacial CX4000 conviven seres inteligentes de diez planetas diferentes. No queda ningún planeta conocido habitable. Mientras varias expediciones buscan una solución, todos los supervivientes que quedan en el universo comparten la gigantesca estación espacial construida por los humanos del planeta Tierra.

La situación es complicada en CX4000. La convivencia es dura y las provisiones escasas. Entenderse es difícil y organizarse es un reto de gran envergadura. La esperanza de salir adelante descansa en tres naves espaciales supersónicas que se lanzan a una misión sin igual.

Entre tanto, Marcelo se entretiene construyendo un juguete para divertirse con sus amigos intergalácticos. El niño, que es muy curioso, ha visto que a algunos seres les crecen las partes del cuerpo cuando las pierden, así que ha pensado un plan para conseguir lo que necesita.

-Le voy a pedir a X-A-1 que me dé su nariz, a Put-8 que me deje sus orejas. A Xitu le pediré los brazos y a 89P le pediré las piernas. Seguro que a Yupoti no le importa dejarme su cabeza, ya que tiene el cerebro en el estómago y la cabeza le crecerá otra vez. Y voy a usar el cuerpo de un robot de juguete para ensamblarlo todo. El cerebro lo tendré que sustituir por una memoria electrónica de gran capacidad. Y el corazón lo sustituiré por una batería de pila infinita que se recargue con el movimiento.

A pesar de lo difícil que es comunicarse con seres de otros mundo, Marcelo consigue todo lo que necesita.

-Estoy seguro que este robot ayudará a todos a entenderse mejor. Al fin y al cabo, tiene una parte de unos, otra de otros, otra de aquellos… -pensaba Marcelo mientras trabajaba.

-Y ahora remato con dos tornillo para que la cabeza no se caiga y… ¡listo! Te llamaré Retaleo.

-Hola, Marcelo -dijo Retaleo.

-¡Sí, funcionas! -exclamó Marcelo. Y fue corriendo a enseñar su juguete a todos los demás niños. Pero a ninguno le gustó.

-¿Qué os pasa? -preguntó Marcelo-. Mirad, es un juguete vivo. Incluso piensa y todo.

-No les gusto -dijo Retaleo-. Dicen que estoy enfadado, y no se fían de la gente que está siempre enfadada.

-Pues sonríe -le dijo Marcelo.

-No puedo -dijo Rataleo-. Me has dejado con la boca para abajo.

-¿No puedes sonreír? -preguntó Marcelo.

-¿Por qué iba a hacerlo? -preguntó Retaleo.

-De felicidad. ¿No estás contento de estar vivo? -preguntó Marcelo.

-No sé qué es estar contento -replicó Retaleo-. Me lo has puesto todo menos las emociones.

-¡Pues la he liado buena! -dijo Marcelo.

-Puedo jugar contigo a lo que quieras -dijo Retaleo.

-Pero con esa cara de enfadado que tienes… -dijo Marcelo.

-No estoy enfadado -dijo Retaleo-, pero lo estaré si me dejas solo.

-Dijiste que no tenías emociones -dijo Marcelo.

-Ya, pero si me dejas tirado lo mismo descubro qué es enfadarse, porque, según la información de mi tarjeta de memoria, eso es lo que pasa cuando una persona pasa de ti porque no eres como esperaba -dijo Retaleo.

-Vale, tienes razón -dijo Marcelo-. No es justo que pase de ti. Vamos a jugar.

Marcelo y Retaleo jugaron durante días. Marcelo se acostumbró a la cara avinagrada de su amigo y dejó de darle importancia a esa expresión que tanto desagradaba a todos.

Poco a poco los demás niños empezaron a jugar con Marcelo y con Retaleo, a pesar de que este parecía estar siempre enfadado.

Días después Retaleo le dijo a Marcelo:

-Estoy contento. Eres un buen amigo y no me abandonaste a pesar de que los demás no me aceptaban. Y gracias a que no te separaste de mí los demás empezaron a aceptarme.

-Pero sigues sin sonreír -le dijo Marcelo. Entonces Retaleo lo sorprendió elevando levemente la comisura de los labios. Todos los niños aplaudieron.

Retaleo está enfadado-Gracias, Retaleo.

-Gracias a ti por enseñarme lo que es el amor y la amistad.
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