Los tres marcianitos
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Los tres marcianitos

Edades:
A partir de 4 años
Valores:
Los tres marcianitos — ¡Ya os lo he dicho un montón de veces! ¡No podéis salir de este planeta, es peligroso!

Era mamá marciana regañando a sus tres hijos. Los tres marcianitos querían salir del planeta, pero no había manera. Mamá siempre los pillaba. Ellos tenían unas ganas inmensas de salir y explorar el universo, pero su mamá no les dejaba.

—Nos hemos puesto los cascos, mami —decía uno.

—Y llevamos un localizador —decía otro.

—Y hemos aprendido a defendernos —dijo el tercero.

Pero no conseguía convencer a su mamá.

Un día, aprovechando que su mamá se había quedado dormida después de comer, los tres marcianitos decidieron intentar escapar de nuevo.

Fueron muy sigilosos y se fueron sin hacer ningún ruido.

En cuanto estuvieron fuera de casa fueron en busca de una nave espacial. En cuanto consiguieron una decidieron poner rumbo al planeta más bonito de toda la galaxia: el planeta Tierra.

Estaban muy emocionados, seguros de que lo iban a pasar genial. En sus mentes se imaginaban la tierra de un lugar increíble y lleno de paz, donde seguro podrían vivir un montón de aventuras.

Pero en cuanto llegaron y se bajaron de la nave se encontraron a un montón de ser humanos decididos a raptarlos, incluso tenían unos horribles artefactos en sus manos que les dieron muy mala espina. No tuvieron tiempo de reaccionar, y fueron atrapados por esas personas.

Los tres marcianitos estaban seguros de que querían hacerles daño, y se pusieron a llorar, llamando a su mamá.

Y funcionó. Porque en un abrir y cerrar de ojos alguien los había cogido con una especie de gancho y se los había llevado de allí, dejando a los humanos tan sorprendidos que no les dio tiempo a reaccionar.

—¡Qué miedo hemos pasado! —lloraban los marcianitos.

—Como os volváis a escapar no sé si vendré a buscaros —dijo mamá.

Los tres marcianitos—Nunca más, mamá —dijeron los marcianitos.

—Cuando seáis un poco más mayores podréis ir a explorar la galaxia, pero todavía tenéis mucho que aprender —dijo mamá.

Los marcianitos abrazaron a su mamá y se quedaron dormidos, mientras volvían a casa.

Y ya nunca más volvieron a desobedecer. Sabían que su mamá iría a por ellos hasta el fin de la galaxia, pero también sabían que su madre había corrido un gran peligro al ir en su busca. Y por nada del mundo querían que a su mamá le pasara nada.
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