Las latañuelas
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Las latañuelas

Edades:
A partir de 4 años
Las latañuelas Laura estaba preparando sus cosas para ir con su amiga Fermina a la residencia de ancianos a cantar villancicos, como hacían todos los años. ¡Cómo disfrutaban los mayores con sus cánticos! Parecía que volvían a ser niños.

Pero Fermina no llegaba, así que Laura salió a buscarla. No vivía muy lejos. En realidad, podía verla desde su ventana. Así que cruzó la calle y llamó al timbre. La madre de Fermina abrió la puerta y le dijo:

-Fermina está en su cuarto. Ya sabes dónde está.

-Gracias -dijo Laura. Y fue a buscar a su amiga. Llamó a la puerta y Fermina la invitó a entrar.

Laura llegó encontró a su amiga muy triste.

-¿Qué te pasa? -le preguntó.

-He perdido mis castañuelas. ¿Qué voy a hacer ahora? No puedo ir sin mis castañuelas -dijo Fermina-. Sin ellas me pierdo. Sería como salir de casa sin calcetines.

-Lo sé, amiga mía -dijo Laura-. Pero tendremos que pensar en algo rápido, porque los ancianos nos esperan con mucha ilusión.

-¿Se te ocurre algo? -preguntó Fermina a su amiga.

-Espera, dame un momento -dijo Laura.

Laura miró a su alrededor. Laura era famosa por sus ingenios. Con cualquier cosa prepara un invento. De repente vio algo que llamó su atención.

-¿Qué hacen esas latas de refresco sobre tu mesa? -preguntó.

-Las iba a llevar al cubo de reciclaje cuando saliera. ¿A qué viene eso ahora? - dijo Fermina.

- ¡Tengo una idea! -exclamó Laura-. Pero voy a necesitar más latas.

-Espera, voy a la cocina -dijo Fermina-. Tenemos un montón de latas en una bolsa para llevar a reciclar.

La niña fue a por las latas y se las dio a su amiga.

-Me intriga mucho esto -dijo Fermina-. No entiendo qué tiene que ver esto con unas castañuelas, la verdad.

-Observa -dijo Laura.

Ante la mirada sorprendida de Fermina, Laura cogió las latas vacías, las apretó un poco y, poniendo dos en cada mano, dijo:

-¡Aquí tienes tus nuevas castañuelas!

-¡Querrás decir latañuelas! -dijo Laura, impresionada ante la idea de su amiga.

-Genial, acabamos de inventar un nuevo instrumento -dijo Laura-. ¡Vámonos!

Laura y Fermina llegaron a la residencia justo a tiempo de empezar su pequeña actuación. La verdad es que fue un poco desastrosa, porque las latañuelas se le escurrían a Fermina de las manos cada dos por tres.

PLas latañuelasero, aún así, fue la tarde de villancicos más divertida de toda su vida. Incluso los ancianos se divirtieron un montón con las dichos latañuelas.

Laura y Fermina se fueron muy contentas después de haber pasado una tarde tan maravillosa.

-Creo que debería mejorar mi técnica con las latañuelas -dijo Fermina-. ¡Son la bomba!

Fermina mejoró las latañuelas y practicó con ellas hasta que las dominó. Y, además, ella y Laura crearon nuevos instrumentos a partir de envases y otros elementos reciclados. Con botes de conservas, botes de cristal, cazuelas y cubiertos que ya no servían y otras cosas que fue encontrando.

Ahora todos esperan con entusiasmo ver qué novedades tienen cuando aparecen para cantar su repertorio navideño. Eso sí, las protagonistas indiscutibles siempre serán sus magníficas latañuelas.
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