La mejor compañera
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La mejor compañera

Edades:
A partir de 4 años
Valores:
La mejor compañera Hace mucho tiempo existía un lugar mágico custodiado por un hada de cabellos dorados. Era justa y generosa y todos los seres del bosque estaban siempre dispuestos a ayudarla. Un día, unas criaturas malvadas amenazaron el lago y lo contaminaron. Todos los habitantes del bosque se unieron al hada cuando les pidió que la acompañaran en un sinuoso viaje en el que había que atravesar ríos, pantanos y desiertos. El objetivo era dar con la única salvación posible para todos: un hechicero.

El hada agradeció el ofrecimiento de sus vecinos pero les recordó los peligros y dificultades que se encontrarían por el camino. Ninguno se asustó pero, aún así, el hada quiso comprobar que reunían las condiciones para sumarse a la misión. Al primero que descartó, con palabras amables y delicadas, fue a un tejón que ya estaba demasiado mayor. A un lobo que tenía que cuidar de sus cachorros también le sugirió que no fuese ya que estarían muchas semanas fuera de casa. Al final, la expedición la componían tres integrantes: un gato que con sus afiladas uñas podría trepar por los árboles, un avestruz que usaría su largo cuello para vigilar a posibles enemigos y una vaca que les daría leche para cargarles de energía durante toda la travesía.

El camino fue aún más duro de que lo habían imaginado. Caminaron día y noche y pasaron hambre y sed. Muchos se desanimaron y terminaron por abandonar el viaje a medio camino. Al final solo quedó uno: el avestruz. No era el animal más valiente ni el mejor luchador, pero sí el más audaz de los que se habían sumado a la aventura de la mano del hada. Así que continuó con ella hasta el final.

-La mejor compañeraTe dije que te acompañaría a pesar de las dificultades y eso es lo que haré -le decía todas las noches.

Gracias a su leal avestruz el hada pudo por fin encontrar al hechicero. Este le dijo que le ayudaría a librarse de los invasores con la condición de que aquella audaz ave se quedase a su servicio. Con mucha pena, tuvo que aceptar. El avestruz, leal hasta el final, también estuvo de acuerdo. El hada regresó a casa y expulsó a los seres invasores. Sin embargo, cada noche lloraba la ausencia de su compañera. Al final, el hechicero se apiadó de ella y le devolvió a su fiel amiga.
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