La cola mágica de Zalix
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La cola mágica de Zalix

Edades:
A partir de 4 años
La cola mágica de Zalix El zorro Zalix estaba muy triste porque había perdido su cola. Como todo se reían de él por no tener cola, Zalix se escondía siempre que podía.

Un día, mientras Zalix estaba escondido detrás de un arbusto, vio a un niño que paseaba por allí. El zorro se quedó asombrado al ver lo que aquel niño podía hacer. Con solo un gesto de sus manos, aquel niño hacía crecer las flores. Y con solo una sonrisa, los pájaros empezaban a entonar hermosas melodías.

De pronto, a Zalix se le ocurrió una idea. Se acercó tímidamente al niño y le contó su problema.

—Hola, niño. He visto que puedes hacer cosas maravillosas. ¿Crees que podrías ayudarme con mi cola?

El niño miró al zorro y, sonriendo, le dijo:

—¿Qué cola? ¿Yo no veo ninguna cola?

Zalix no pudo evitar reírse, a pesar de la pena que tenía por no tener cola.

—Pues ese es mi problema, que no tengo cola y me gustaría tenerla. Todos se ríen de mí y yo me siento muy mal.

El niño acarició a Zalix y le dijo:

—No te sientas mal por no tener cola. No pasa nada. Cada criatura es única y especial a su manera. Seguro que tienes otras cosas fantásticas.

—Es que… me gustaría tanto tener una cola nueva…

—Hagamos un trato. Te daré una cola nueva, una cola mágica para que hagas con ella lo que quieras. Pero la cola solo durará un día.

—¿Solo un día?

—Sí, solo un día. Pero puedes hacer con ella lo que quieras.

—Vale, me conformo.

El niño dio una palmada y, al momento, apareció una hermosa cola en el trasero de Zalix.

—¡Oh, qué maravilla! —exclamó Zalix—. Voy a enseñársela a todos los demás.

Todos quedaron fascinados con la cola de Zalix.

—¿Os gusta mi cola mágica? —preguntó Zalix.

—Es genial. ¿Qué poderes tiene? —preguntó el conejo.

—Puedo hacer con ella lo que quiera durante un día —dijo Zalix.

—¿Qué piensas hacer? —preguntó el búho.

Zalix se lo pensó un momento y luego dijo:

—Voy a llenar el bosque de flores y a cargar los árboles de frutos. También voy a limpiar el lago y a hacer crecer la hierba más tierna que jamás hayáis visto.

Zalix se puso manos a la obra. Tenía que recorrer todo el bosque para hacer lo que había prometido.

Pero no lo hizo solo, porque todos le acompañaron para admirar el resultado.

Cuando estaba a punto de acabar el plazo, les dijo a los demás:

—Ya no puedo hacer nada más. Estoy a punto de perder esta cola.

Todos le animaron, le abrazaron y le dieron las gracias.

La cola mágica de ZalixY, como estaban todos agotados, se quedaron dormidos.

Cuál fue su sorpresa cuando, al despertar, vieron que Zalix aún conservaba la cola.

—¿Por qué no he perdido la cola? —dijo Zalix en voz alta.

El niño, que estaba por allí, le dijo:

—Podrías haberte hecho una cola nueva con tu cola mágica, o cualquier otra cosa para ti. Pero, en vez de eso, elegiste hacer algo para todos, incluso para los que se metían contigo. Por eso, la cola mágica ha decidido seguir contigo.

—¿Sigue siendo mágica? —preguntó Zalix.

—¡Por supuesto! —dijo el niño.

Dicen que Zalix sigue por ahí llenando el mundo de belleza con su cola mágica. Si te lo encuentras, dale las gracias. Cuentan que eso le hace sonreír y que, cuando lo hace, los pájaros cantan mucho más bonito y que el sol brilla con más energía.
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