La careta mágica
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La careta mágica

Edades:
A partir de 6 años
La careta mágica Susana se encontraba muchas veces triste. Era una niña que deseaba tener más amigos, ser más guapa, estudiar mejor, salir más al parque… pero no sabía cómo conseguir todas esas cosas, pues solo tenía 8 años.

Una noche de sábado, su día favorito porque podía disfrutar de sus padres todo el tiempo que quería, tuvo un sueño. Un sueño donde en un cielo de nubes de algodón, estrellas de caramelo y viento con olor a fresa un hada se sentó y le dijo muchas cosas buenas. Entre tantas cosas bonitas le dijo que si ella se lo proponía podía llegar a ser alguien más feliz, más divertido, con más amigos a su alrededor, solo era cuestión de cambiar esa tristeza pensando en todo lo bueno que le rodeaba.

Cuando acabó de hablar recuerda que el hada le beso en la frente y que se fue volando con sus transparentes alas de purpurina. Cuando Susana despertó le daba vueltas en su cabecita a todo lo que le había oído en el sueño. Y dando vueltas pensó. ¿Cómo cambiar? Pues haciendo una máscara. Como las caretas de los disfraces que te permiten ser otra persona.

Ese sábado, después de comer todos juntos, se fue a su cuarto y rebuscó por todos los huecos de la habitación buscando cartulinas, ceras, purpurinas, lentejuelas y todas las cosas que le gustaban. Recorto la máscara, escogió los colores y disfrutó mucho decorándola. A medida que la cubría de color pensaba que se iba encontrando más contenta…Ojalá su hada pudiera ver la máscara mágica que la haría estar contenta.

El domingo la acabó y la guardó en la mochila y mientras metía el resto de libros su madre entró en la habitación y le preguntó que era la manualidad que había estado haciendo el fin de semana. Susana no dudo en contárselo y cuando, le enseño a mamá la máscara, esta le dijo:

-Cariño, es muy hermosa, pero no creo que debas de llevarla al colegio. Estoy segura de que gustas a los niños y a la profesora tal como eres. No debemos de escondernos detrás de máscaras debemos de mostrarnos como somos.

-Pero así estaré más contenta y me reiré más -respondió Susana.

-No, para reírte más tienes que intentar jugar con tus amigas, conocer niños nuevos, disfrutar aprendiendo cosas nuevas en el colegio, disfrutar de los ratos que pasas con papa y conmigo en casa, de tus juguetes, de Zappi, nuestro perrito, pero no de ponerte una máscara. Es muy bonita. ¿Sabes lo que podemos hacer? Una fiesta de disfraces en casa con tus amigas y ahí si podrás usarla.

La careta mágica-Tienes razón mamá, la dejaré entonces aquí.

Susana sacó la máscara de la mochila y abrazó a su mamá. Esa noche volvió a soñar. Esta vez tuvo un sueño donde en un cielo de nubes de algodón, estrellas de caramelo y viento con olor a fresa un hada se sentó y le dijo muchas cosas buenas.

Entre tantas cosas bonitas le dijo que si ella se lo proponía podía llegar a ser alguien más feliz, más divertido, con más amigos a su alrededor, solo era cuestión de cambiar esa tristeza pensando en todo lo bueno que le rodeaba sin usar máscaras tal como le había dicho mamá y al día siguiente fue al colegio sintiéndose mucho más contenta.
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