Julia y el club de la ecología
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Julia y el club de la ecología

Edades:
A partir de 4 años
Julia y el club de la ecología En la ciudad en la que vivía Julia todo estaba muy descuidado. Los contenedores de basura rebosaban de llenos. Sobre las calles podrían verse residuos de todo tipo y el río de las afueras dejaba ver como en su superficie flotaban botellas vacías, latas y bolsitas.

Julia era una niña que amaba la naturaleza y ver esto en donde vivía la entristecía mucho. A Julia le encantaba ver documentales de animales y de lugares llenos de vegetación, adoraba los paseos al campo y a la playa. Julia adoraba todo lo que tuviera que ver con la naturaleza, por ello ver el estado de su ciudad y los alrededores le parecía algo devastador.

Pensaba en cómo una niña de tan solo 9 años como ella podría hacer algo y no se le ocurría nada. Todo le parecía poco, reciclar, limpiar su vereda, ir algunos días a limpiar la zona del río con sus padres y su hermano. Esas actividades eran muy útiles, pero Julia sentía que no era suficiente, ella quería hacer algo más.

Un día a Julia se le ocurrió una idea: comenzar en su colegio un club de ecología. Julia pensó muchas ideas y las escribió todas en un cuaderno para ir a mostrarle a sus profesores la idea.

La tarde que Julia presentó su idea en el cole, los profesores se mostraron interesados en la propuesta y le dieron a Julia autorización para hacerlo. De hecho, una de las profes decidió ayudar a Julia a liderar el club.

El club se reunía una vez a la semana. En las reuniones se planteaban ideas y se organizaban tareas que todos debían realizar. Al principio acudían pocos niños, pero poco a poco se corría la bola en la escuela y cada vez eran más los que iban a las reuniones del club de Julia.

Julia había buscado numerosas ideas para salvar al planeta en Internet, y con la ayuda de su profe se le ocurrieron muchas más. Así que en el club habían comenzado por salir en grupos semanalmente para limpiar la ciudad y el río del pueblo. Otras veces salían a colocar en los árboles refugios para las aves. También colocaron muchos carteles por toda la ciudad alentando a los vecinos a ser responsables de sus residuos. Todos los niños del club se ocupaban de separar en sus casas los residuos para reciclarlos, y lo que se podía, se reutilizaba. En el club de ecología de Julia también habían aprendido a hacer compost con los residuos orgánicos, y este compost luego salían a repartirlo entre los árboles de la zona.

EJulia y el club de la ecologíal club era cada vez más sólido y realizaba cada vez más actividades en la ciudad. Tanto así que despertó la curiosidad de otros colegios de la zona, que decidieron sumarse a la idea del club. Ahora en cada colegio de la ciudad había semanalmente reuniones del club de ecología. Los niños participaban cada vez más entusiasmados, y a la vez sus familias se sumaban a sus actividades.

Poco a poco todo fue cambiando en la ciudad de Julia. Los tachos de basuras estaban vacíos, ya que todos reciclaban, las calles estaban limpias y el río había vuelto a ser tan limpio y hermoso como antes.

Paso el tiempo y Julia dejo de sentirse triste, sintió que había logrado hacer ese “algo más” que añoraba. Ahora su consciencia y sus valores por el cuidado del medio ambiente se habían expandido por toda la ciudad, el club de la ecología de Julia había llegado para quedarse y ser parte de un gran cambio.
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