Hadita y Enanito
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Hadita y Enanito

Edades:
A partir de 3 años
Hadita y Enanito Hadita había ido a coger agua al arroyo que nacía de la Gran Montaña Mágica. El agua de la Gran Montaña Mágica era muy buena para prevenir los catarros y las gripes. Y cuanto más arriba se cogía el agua, mejor era. Y si la cogías de madrugada, mejor todavía. Por eso, todas las mañanas muy temprano, a pesar del frío y del esfuerzo, Hadita subía a lo alto de la montaña a coger agua para su abuelita, que era ya viejecita y enfermaba con facilidad.

Todos los días Enanito veía cómo Hadita volvía volando de la Gran Montaña Mágica con agua para su abuelita. Enanito también sabía que ese agua era muy buena, pero no quería subir tanto, ni mucho menos madrugar. Lo que sí le gustaba a Enanito era meterse con Hadita y decirle cosas feas.

-Jaja,, la hadita tontita, cómo va cargada de agüita, jaja -se reía Enanito.

A Hadita no le gustaba nada que Enanito se metiera con ella. Incluso estuvo a punto de no volver. Pero luego se acordó de lo buena que era ese agua para su anciana abuela, y decidió seguir con su rutina.

Un día, harta ya de tonterías, Hadita decidió plantarle cara a Enanito. Como sabía que Enanito había cogido por costumbre esperarla para reírse de ella, en vez de bajar, se quedó un poco más arriba, a la vista de Enanito. Cuando este la vio, subió un poco más para ver qué estaba haciendo Hadita.

-Jaja, la hadita tontita está cansadita, jaja -se rió Enanito.

Al día siguiente Hadita se quedó un poco más arriba, pero lo justo para que Enanito la viera y subiera a decirle cosas.

-Jaja. la hadita sosita, que se queda ahí sentadita, jaja -se rió Enanito.

Al día siguiente, Hadita se quedó arriba del todo. Enantio, sin darse cuenta, subió y subió, en busca de Hadita. Y la encontró arriba del todo, esperándolo. Enanito estaba tan cansado que no tenía aliento para decirle nada a Hadita.

-Jaja, el enanito tontito está cansadito, y no tiene aliento para…. ¡sus tonterías! -le dijo Hadita-. ¿A que no viene donde estoy yo y me lo dices a la cara?

Muy enfadado, Enanito sacó fuerzas de donde no sabía que las tenía y fue corriendo hasta donde estaba Hadita dispuesto a encararse con ella. Pero cuando llegó donde Hadita estaba, esta batió sus alas y se elevó. Enanito tropezó y se cayó al arroyo.

-Jaja, el enanito patosito, parece que se dado un buen bañito -dijo Hadita. Y allí lo dejó, empapado hasta las cejas.

AHadita y Enanitol día siguiente Hadita no vio a Enanito. Ni la otro, ni al otro tampoco. Un poco preocupada, Hadita se acercó a casa de Enanito. Entonces descubrió que Enanito estaba en la cama, enfermo. Había cogido una catarro tremendo después de caerse al arroyo, porque hacía frío y había tardado mucho tiempo en llegar a casa.

Hadita podría haberse alegrado y haber ido a chincharle y a reírse, a decirle que le pintaba más que bien, por meterse con ella. En cambio, Hadita sintió pena y decidió ayudarle. Por eso subió a buscarle agua al arroyo de la Gran Montaña Mágica. Y al día siguiente cogió el doble de agua, a pesar de lo mucho que pesaba, para llevarle también a Enanito.

Enanito estaba muy agradecido. Por eso, cuando se curó, empezó a madrugar y subía a ayudar a Hadita todas las mañanas, para que no bajara tan cargada. ¡Qué bien se lo pasaban Hadita y Enanito, haciendo rimas divertidas durante todo el camino!
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