Guapetón, el extraterrestre
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Guapetón, el extraterrestre

Edades:
A partir de 4 años
Guapetón, el extraterrestre Había una vez un extraterrestre llamado Guapetón que era muy famoso. Por su belleza no, porque, siendo sinceros, el marciano Guapetón era más bien feúcho.

Si le llamaban Guapetón era cosa de su madre, que le puso ese nombre al nacer, tal vez con la esperanza de que, al crecer, el nombre le hiciera atraer un poco de atractivo. Pero no funcionó.

Guapetón se paseaba por toda la galaxia y sus alrededores repartiendo el correo, llevando paquetes y transportando a otros extraterrestres de acá para allá. Había muchos otros que lo hacían, sin duda, pero ninguno con tanta alegría y con tanta gracia como Guapetón.

Incluso cuando llegaba tarde, Guapetón pedía disculpas con tanta alegría y con tanto encanto que nadie era capaz de enfadarse con él. Al fin y al cabo, un meteorito impertinente puede retrasar a cualquier ¿no?

Porque si de algo podía presumir Guapetón era de honestidad, alegría y buen humor.

Un día Guapetón se puso enfermo. Se le llenó la cara de pústulas y de grietas. La temperatura le subió muchísimo y no podía ni moverse. El pobre Guapetón paso de ser un tipo feúcho a convertirse en el ser más horrendo del universo.

Estaba tan enfermo que todos los habitantes de aquella pequeña galaxia temían lo peor. Y en ningún momento lo dejaron solo. Entre los vecinos y un sinfín de voluntarios se organizaron para atenderlo.

Guapetón estaba muy agradecido. Pero apenas podía manifestar su gratitud porque, poco a poco, una especie de cascarón peludo y purulento le fue envolviendo hasta no cubrirlo por completo.

Nadie sabía qué hacer. Ni siquiera sabían si Guapetón estaba vivo dentro de aquel envoltorio.

DGuapetón, el extraterrestreías después, cuando todos había perdido la esperanza, aquella especie de huevo que rodeaba a Guapetón empezó a moverse. Y, de repente, estalló. Y de su interior salió el marciano más apuesto que jamás antes había existido.

—¡Wala! —dijeron todos.

Y así, el extraterrestre Guapetón hizo honor a su nombre. Pero nada más cambió. Porque Guapetón siguió siendo el mismo de siempre. Y, aunque al principio a todos les sorprendió el cambio, con el tiempo todo el mundo lo empezó a ignorar.

Porque, en el fondo, Guapetón había sido siempre el más guapo de toda la galaxia, porque su belleza no tenía nada que ver con su aspecto físico.
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