El viaje de los pingüinos
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El viaje de los pingüinos

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A partir de 4 años
El viaje de los pingüinos Cómo lo hacían cada año, la colonia de pingüinos estaba a punto de comenzar su migración en busca de aguas más cálidas y alimento. Sony era un pingüino joven y esta sería su primera migración. Él estaba muy entusiasmado y a la vez nervioso por el asunto. A Sony le encantaba nadar y era muy bueno en ello, pero nunca lo había hecho por tantos días seguidos.

Todo comenzó de manera perfecta. Los primeros kilómetros iban sin sobresaltos. Sony iba en el grupo de los pingüinos jóvenes escoltado por los mayores. El joven pingüino estaba feliz nadando y avanzando hacia su destino día tras día.

Pero durante la segunda semana de viaje, se desató una muy fuerte tormenta. Las aguas del mar estaban totalmente revueltas y el grupo de pingüinos acabó por separarse. Sony fue arrastrado por una fuerte corriente mar adentro, y él mismo se limitó tan solo a flotar y a no resistirse hasta que la tormenta cesará.

Al cabo de unas horas, la tormenta llegó a su fin. El sol salió nuevamente y el mar recuperó su calma. Sony pudo ver a lo lejos cómo el grupo de pingüinos se había reunido nuevamente, todos excepto él que había quedado muy alejado.

A Sony no le quedó alternativa que nadar solo hasta la meta hacia donde su grupo se dirigía, ya que perdería más tiempo intentando reunirse con el grupo que siguiendo el camino a solas. El joven pingüino se sentía un poco desanimado, él había pensado en ese primer viaje con mucho entusiasmo y soñaba con arribar a su destino con su grupo, pero lamentablemente no había podido ser así.

Una vez en tierra firme, Sony, vio que sus amigos y familiares ya habían llegado.

—¡Sony, por fin llegas! Te vimos nadando aguas adentro luego de la tormenta —comentó uno de los pingüinos adultos al ver llegar al joven.

—Lo siento, no hubiera podido reunirme con ustedes para llegar a tiempo, la tormenta me alejó mucho —se disculpó Sony, casi avergonzado.

—No lo sientas Sony, lo tuyo ha sido una gran hazaña. Nadar en donde tú lo hiciste no es para nada fácil, y no muchos se animan a hacerlo.

El viaje de los pingüinos—¿De veras lo dices? —preguntó incrédulo Sony.

—Claro que sí, después de esta travesía cualquier recorrido a nado te parecerá pan comido. Si lograste arribar hasta aquí por esa vía es seguro que te has fortalecido enormemente.

Sony sonrió y se sintió muy orgulloso tras oír las palabras del pingüino adulto. Hasta hacía pocos minutos había pensado que su primera migración había sido un total desastre, y aunque el camino no había sido el que él había soñado y planificado, había sido el camino perfecto para fortalecerlo y convertirlo en un intrépido nadador.
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