El pirata de la barba de lata
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El pirata de la barba de lata

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A partir de 4 años
El pirata de la barba de lata Había una vez un pirata que no tenía barba. Pero era una época en la que para que te tomaran en serio como pirata tenías que tener una buena barba. Y cuanto más original, mejor. Así que a este pobre pirata de medio pelo, que ni tenía un pelo de tonto ni una triste sombra en su mentón, no se le ocurrió otra cosa que hacerse la barba con latón. ¿Podía haber algo más original que una barba de lata? Original, tal vez, pero más ridículo… seguro que no.

Aquel pirata se paseaba de puerto en puerto con su barba de lata, ante el asombro de cuantos le veían. Todos se volvían a verlo. Todos callaban al verlo pasar. Lo que no sabía el pirata es que, cuando desaparecía, la gente se reía de él.

Y ahí iba el pirata, con su barba de lata, sin saber lo que pasaba, creyendo que la gente lo admiraba y le temía. Lo que no terminaba de entender es por qué tardaban tanto en ponerle un mote. ¿Por qué nadie hablaba del pirata Barbalata?

Un día, el pirata decidió pasearse de incógnito por las cantinas, a ver qué se decía de él. Si nadie empezaba a hacer famoso el nombre del pirata Barbalata, él mismo comenzaría a hacerlo.

-¿Qué tal grumetes? -empezó preguntando el pirata-. ¿Alguien ha oído hablar del pirata Barbalata? Dicen que es muy fiero.

-¿Barbalata? -dijo alguien-. ¿Te refieres a ese tanto que se pasea con una barba de lata como si fuera el mismísimo Barbazul? ¡Menudo tipo pintoresco! A ese como mucho le pueden llamar el pirata de la barba de lata y presentarlo en un circo.

Todos los presentes empezaron a hablar y a reírse del pirata y de su barba de lata. Nadie se dio cuenta de que el forastero se iba.

Tras un tiempo pensando en ello, el pirata tomó una decisión. Se puso la barba de lata y entró en la cantina.

-El pirata de la barba de lata¿Quién osa reírse de mí? -gritó. Todos callaron y le miraron. Tras unos segundos, todos estallaron en una sonora risotada.

-Nadie se ríe de mí -gritó el pirata. Y se quitó la barba de lata-. ¿Quién tiene el valor de batirse conmigo? No necesito tener barba para ser pirata. Valor es lo único que necesito. Y de eso, me sobra.

Nadie se atrevió a batirse con el pirata. Pero muchos quisieron irse con él a recorrer el mundo.

Y así fue como el pirata de la barba de lata se quitó la barba postiza y decidió ser él mismo. Porque eso es lo que realmente te convierte en alguien importante.
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