El país de los ponys
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El país de los ponys

Edades:
A partir de 4 años
Valores:
El país de los ponys Érase una vez un sitio muy especial llamado El País de los Ponys. En el vivían muchos, muchos, muchos caballitos con diferentes colores. Eran tan pequeños que por eso los llamaban Ponys en vez de caballos.

Unos eran de color rosa con una larga cabellera de color violeta y azul, otros eran amarillos con un flequillo simpático y coqueto de color verde y rosa. Otros eran blancos con un pelo muy brillante con los colores del arco iris. Lo único que tenían todos iguales eran sus enormes ojos de color azul marino como el agua del mar.

Uno de los ponys se creía superior a los demás, pues era el único que tenía el pelo del mismo color que sus ojos y sin más colores, sus patas eran más altas y le gustaba mucho mandar a los demás. Muchas veces somos lo que nos creemos y él se creía poderoso, decidía porqué zonas era mejor que corrieran unos y porqué zonas otros porque a él no le parecían todos los ponys iguales y nadie protestaba sobre ello. Consideraba que aquellos que tenían muchos colores no eran ponys fuertes y guapos y tenían que estar en una zona más oscura del país, en la sombra.

Sin embargo, aquellos ponys que como él tenían el pelo de un color y la piel de su cuerpo era brillante y fuerte podrían pasear por la zona clara donde daba el sol y salía muchas veces el arcoíris.

Un día, el arcoíris se cansó de esa situación, muchos de los ponys de colores eran sus amigos y desde que este pony había tomado el mando no podía hablar con ellos porque nunca paseaban por la zona donde salía el arcoíris y el sol. Decidió hablar con el sol y pedirle ayuda. Las cosas tenían que cambiar en el país de los ponys para que todos pudieran ser iguales y así darse cuenta que el color del pelo no hace que uno sea mejor que otro. El sol escuchó atentamente y tuvo una gran idea:

- ¿Qué te parece arcoíris si un día que yo genere mucho sol y calor llamo a una nube traviesa para que llueva en la zona donde nuestro pony se pasea de repente y tu apareces y le traspasas a su piel todos tus colores? Que aparezca de repente como un pony arcoíris.

- ¡Qué buena idea!

El arcoíris y el sol trazaron su plan y se lo contaron a una pequeña nubecita juguetona. Esta decidió colaborar y un día por la tarde el sol cerró sus ojos para poder soltar unos rayos intensos sobre la zona clara del país de los ponys
donde se paseaban los pony de piel brillante y melena de un solo color, entre ellos nuestro pony mandón. Los pequeños caballitos miraban hacia el cielo y envidiaban incluso a los ponys que se encontraban en la zona oscura a la sombra.

AEl país de los ponysl poco la nubecita se hizo la despistada, apareció y soltó sus gotas repentinas encima de nuestro pony, cuando se vió mojado no entendía nada y menos entendió cuando el arcoíris le cruzó de un lado a otro y empezó a sentir cómo sus patas cambiaban de color. Intentaba moverse para volver a tener su piel azulada pero nada pudo hacer. Cuando se dio cuenta tenía su pelo, su piel, sus patas con los siete colores del arcoíris. El resto de ponys, en vez de asustarse por lo ocurrido, empezaron a reírse de él e incluso muchos de ellos le decían que ahora tendría que cumplir su propia norma y vivir en lo oscuro. El pony se quedó parado y pensó en la situación. Esta lección le sirvió para pensar cómo se sentían los ponys de colores y que quizá no se había portado bien con ellos.

Cruzó tranquilo hacía la parte oscura y nadie lo reconocía al verlo multicolor. Reunió a todos los que pudo, se presentó y explicó la situación, les pidió perdón y les prometió que a partir de ahora en el País de los Ponys nadie sería discriminado y todos podrían caminar, saltar, correr donde quisieran.

El arcoíris y el sol que oyeron decir eso al pony saltaron de alegris y se dieron un abrazo mágico. El pony había aprendido la lección y a partir de ahora todos serían iguales y disfrutarían de sus diferencias.
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