El mapa mágico
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El mapa mágico

Edades:
A partir de 4 años
El mapa mágico Tomás vivía en un pequeño pueblo en el que solo vivían dos niños: Sofía y Pedro. Los tres eran grandes amigos y se pasaban el día juntos.

Un día, mientras exploraban el desván de la abuela de Tomás, encontraron un viejo baúl lleno de cosas antiguas.

—¡Mirad! Esto parece un mapa mágico —dijo Tomás—. Seguro que si lo seguimos nos llevará a un mundo lleno de criaturas fantásticas y lugares maravillosos.

—Tiene pinta de llevarnos a alguna aventura increíble —dijo Sofía.

—¿A qué esperamos entonces? —dijo Pedro.

Los tres amigos se pusieron en marcha. Siguiendo el mapa, llegaron al Bosque Encantado. Allí conocieron a Luna, una simpática y sabia lechuza.

—¡Bienvenidos, jóvenes aventureros!--dijo Luna. —Para tener éxito en esta aventura, debéis confiar los unos en los otros y trabajar juntos. Si no, jamás podréis volver a casa.

Tomás, Sofía y Pedro aceptaron el consejo de Luna y continuaron su viaje.

—No nos queda otra, chicos, así que vamos allá —dijo Sofía.

Siguiendo el mapa, los tres amigos llegaron hasta un puente cerrado con una puerta. En la puerta había una especie de acertijo.

—Esto no es un acertijo, es solo un problema de matemáticas muy difícil —dijo Tomás—. Yo lo resolveré.

—Esto todavía no lo hemos visto en el cole, es imposible —dijo Sofía.

—¿Y qué? ¡Cómo si eso fuera impedimento para no poder aprender cada uno por su cuenta cuando algo le interesa! —dijo Tomás.

—Si fallas no podremos salir de aquí —dijo Sofía.

—Y si no confiamos los unos en los otros, tampoco —dijo Pedro.

—Cierto, eso dijo Luna, la lechuza —dijo Sofía.

Tomás se puso con el acertijo mientras los otros dos esperaban.

—Deberíamos buscar algo para comer —dijo Pedro.

—Podemos coger bayas silvestres, que hay muchas por aquí —dijo Sofía.

—No las conocemos y pueden ser venenosas —dijo Pedro.

—A mí me encanta la botánica y conozco bien las flores, las plantas y las setas, así que yo me ocupo —dijo Lucía.

—¿Y si hay algo que no conoces? —preguntó Pedro.

—Entonces no lo cojo —dijo Lucía.

—Está bien, confiamos en ti —dijo Pedro.

El mapa mágicoLucía se fue a buscar bayas silvestres. Pero, de pronto, pensó que podría perderse.

—Yo me ocupo de eso —dijo Pedro—. Me oriento muy bien y me ocuparé de marcar las zonas por las que pasamos.

—¿Y si te equivocas? —dijo Lucía. Le temblaba la voz.

—¿Qué habíamos dicho de confiar los unos en los otros? —dijo Pedro.

Y así fue como los tres amigos lograron superar la primera prueba del mapa mágico.

Nada más cruzar la puerta, los tres amigos se encontraron de nuevo en el desván de la casa de Tomás. Pero, cuando miraron el mapa, este había cambiado.

—Parece que mañana nos espera una nueva aventura —dijo Sofía.

Y así fue. Pero eso ya es otra historia.
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