El ladrón camaleón
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El ladrón camaleón

Edades:
A partir de 6 años
El ladrón camaleón Había una vez un ladrón muy astuto que ideó un plan infalible para que no le pillara la policía. Este ladrón diseñó un traje especial que le permitía camuflarse entre cualquier cosa, porque el traje se volvía del mismo color y textura que aquello que tocaba.

Así fue como durante mucho tiempo, el ladrón pudo esconderse en el propio escenario de sus delitos. Su lugar favorito era detrás de las plantas. Pero el ladrón también había conseguido esconderse junto a una pared, tirado en el suelo o subido a una farola.

El ladrón estaba tan orgulloso que filtró a la prensa el mote que él mismo se había puesto: el ladrón camaleón. Al principio nadie entendió el mote, pero sus robos eran tan espectaculares que el mote sirvió para que la prensa prestara más atención.

Pero no fueron los únicos. La policía también decidió dedicar más recursos a aquel ladrón que les dejaba en ridículo delante de todo el mundo con su curioso mote.

Llegado desde muy lejos, el inspector Carrasquilla decidió que aquello tenía que acabar. Y lo primero que se propuso fue, precisamente, descubrir el porqué de aquel mote.

Investigando las escenas de los diferentes delitos, el inspector Carrasquilla descubrió curiosas manchas en el suelo, de diferentes colores y texturas. Cogió varias muestras. Y cuál fue su sorpresa al ver que las manchas se volvían todas iguales, casi imperceptibles, al contacto con el palito que usaba para recogerlas.

-¡Eso es! -dijo el inspector Carrasquilla-. Mimetismo.

-¿Qué dice, inspector? -le preguntó el policía que lo acompañaba.

-Mimetismo, agente -dijo el inspector Carrasquilla-. Es la capacidad que tienen los camaleones y otros animales para camuflarse con el entorno. Nuestro ladrón es muy listo. La próxima vez le pillaremos. Asegúrese de que cargan los coches de policía con todos los sacos de harina que puedan.

El agente no entendía para qué quería el inspector Carrasquilla tanta harina, pero no dudó en cumplir las órdenes.

Cuando llegó el aviso de un nuevo robo, todos los policías disponibles acudieron a la escena del delito.

El ladrón camaleón-Cojan cada uno un saco de harina y distribúyanse por todo el lugar -dijo el inspector Carrasquilla-. Cuando cuente tres, dispersen la harina. El bulto con forma de persona que aparecerá en algún lugar será el ladrón camaleón. Una, dos y… ¡tres!

-¡Ahí, ahí está! -gritó uno de los agentes-. Sobre el mostrador.

-Señor ladrón camaleón, está usted detenido por múltiples delitos de robo -le dijo el inspector Carrasquilla mientras le ponía las esposas.

Y así fue como el león camaleón fue atrapado, usando su propio truco.

-¡Ay!, si no hubiera sido tan arrogante y hubiera mantenido la boca callada... -decía el ladrón mientras se lo llevaban a comisaría.
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