El inspector Golósez y el extraño caso del robo de dulces
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El inspector Golósez y el extraño caso del robo de dulces

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El inspector Golósez y el extraño caso del robo de dulces En Villadulzona ha ocurrido una tragedia. Todos los dulces, gominolas, caramelos y chucherías han desaparecido. También han desaparecido el azúcar, los colorantes y todos los ingredientes que se usan para hacer los dulces.

La gente no sabía qué hacer. Toda la ciudad depende de que la policía encuentre todo lo robado, pues en Villadulzona no se hace otra cosa que fabricar dulces. La urgencia era tal que la policía decidió llamar al inspector Golósez, unos de los inspectores más avispados de todo el país.

El inspector Golósez llegó raudo y veloz, motivado no solo por su compromiso policial, sino también por su propio interés personal. Al fin y al cabo, las golosinas fabricadas en Villadulzona eran sus favoritas, y no estaba dispuesto a renunciar a ellas.

En sus primeras pesquisas, el inspector Golósez llegó a una conclusión importante. Y así se lo comunicó a los policías de Villadulzona.

-No cabe duda de que estamos ante un ladrón muy goloso -dijo el inspector Golósez-. Muy goloso y muy tragón, a juzgar por la gran cantidad de dulces que se ha llevado.

-Nosotros pensábamos más bien que se trataba de una banda organizada dedicada al tráfico ilegal de chucherías -dijo el capitán de policía.

-¿Una banda? -dijo el inspector Golósez.

- Parece difícil que una sola persona sea capaz de robar todas las chucherías y los ingredientes para hacerlas en una sola noche -dijo el capitán.

-En poco tiempo el mal humor y el dolor de cabeza se apoderarán de la ciuidad debido a la falta de azúcar -dijo el inspector Golósez-. Todo el que no sufra estos síntomas será sospechoso.

Pasaron los días y el mal humor y el dolor de cabeza empezaron a aparecer en los ciudadanos. En todos, excepto en los fabricantes de chucherías.

-Aquí hay algo que no cuadra -dijo el inspector Golósez-. Hay que investigarlo.

Así fue como el inspector Golósez descubrió que los fabricantes, hartos ya de hacer dulces, habían decidido acabar con ellos por las malas.

-Cuando fue a investigar a las fábricas, descubrí que todos ellos habían empezado a traer otros productos para fabricar algo diferente -explicó el inspector Golósez a los policías-. Se han puesto de acuerdo y están haciendo ¡productos saludables!

El horror se apoderó de todo el cuerpo de policía. ¿Qué pasaría entonces?

-Me han dicho -continuó explicando el inspector Golósez -que los dulces que fabricaban eran muy perjudiciales para la salud y que eran aditivos. Y como no sabían cómo parar, decidieron hacerlo de forma radical. Mañana empezarán a vender los nuevos productos.

El inspector Golósez y el extraño caso del robo de dulces-¡Qué horror! -dijo el capitán-. La ciudad entera se sublevará, y luego las ciudades vecinas. ¡El país entero será un caos!

Sin embargo, no pasó nada de esto. Al día siguiente, cuando las tiendas se llenaron de los nuevos productos, la gente quedó encantada. En vez de dulces y chucherías ahora había mermeladas y gelatinas hechas con edulcorantes naturales, dulces elaborados con miel, refrescos de fruta natural y una gran cantidad de tartas y dulces ligeros hechos con ingredientes saludables.

-Parece que no vamos a tener que cambiar el nombre a la ciudad -dijo el inspector Golósez-. Parece que lo saludable no está reñido con lo delicioso.

Y así fue como Villadulzona se reinventó, sin dejar de hacer honor a su nombre y su fama.
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