El espejo misterioso
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El espejo misterioso

Edades:
A partir de 4 años
El espejo misterioso Andrés acababa de mudarse a una casa que tenía una gran piscina. Estaba súper contento y, como era verano, todos los días se daba un chapuzón. Pero había algo en la nueva casa que no le gustaba nada: la buhardilla.

Todo estaba lleno de trastos y cada vez que pasaba por ahí, oía ruidos extraños.

- Mamá, yo creo que en la buhardilla hay algo. Se oyen cosas.
- ¡Andrés!¡Lo único que hay son muebles! – le decía su madre.

Pero llegó la hora de limpiar la buhardilla y a Andrés no le quedó más remedio que entrar con sus padres. Sacaron todos los trastos viejos y los llevaron a un sitio donde los reciclarían para que volvieran a ser útiles para otras personas más necesitadas.

Todo quedó vacío, pero cuando se hizo de noche, Andrés volvió a oír ruidos allí dentro.

- ¡Pero si ahí ya no hay nada!– se dijo a sí mismo.

Así que abrió la puerta de la buhardilla.

- ¿De dónde ha salido esto? – dijo.

De forma misteriosa apareció allí un espejo enorme tapado con una sábana. Andrés nunca antes había visto ese espejo.

El niño se acercó, quitó la sábana y, de repente, el espejo se iluminó.

Andrés se asustó mucho y salió corriendo, pero cuando cerró la puerta, oyó que alguien hablaba.

Andrés, muerto de miedo, abrió de nuevo la puerta, se acercó al espejo y preguntó:

- ¿Quién eres?
- Hola, soy Daniel. Estoy atrapado dentro de este espejo.
- Pero, ¿por qué? ¿Qué has hecho?
- El espejo me concedió tres deseos pero me dijo que tenía pedir deseos con los que ayudar a los demás. Yo no le hice caso y sólo pedí cosas para mí. Al intentar pedir el tercero, es el espejo me atrapó y estoy dentro de él desde entonces. Nunca llegué a pedir el tercer deseo. - le dijo muy triste Daniel.

Andrés, alucinado, pensó que quizá podía pedir por Daniel ese tercer deseo.

- ¡Por fin podré pedir esa bici que tanto quiero! ¡O chucherías para toda la vida! – pensaba.

Pero cuando Andrés iba a pedir el deseo, pensó en Daniel y en lo mucho que su familia lo debía estar echando de menos...

El espejo misterioso- ¡Espejito! - dijo con voz firme Andrés - ¡Quiero pedir el último deseo!
- Tu deseo se concederá – contestó el espejo.
- ¡Quiero que Daniel salga de ahí!

El espejo dio un montón de vueltas y, de repente, un niño apareció de la nada y, el espejo dijo:
- Andrés, has ayudado a Daniel. Ahora te concederé tres nuevos deseos. Recuerda que con tus deseos tienes que ayudar a los demás.

Andrés decidió que lo mejor de momento era guardar el espejo en la buhardilla y tan sólo utilizó sus deseos en ayudar a los demás cuando algo les sucedió.

Andrés y Daniel se hicieron grandes amigos y nunca más volvieron a escucharse ruidos raros en aquella buhardilla.
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