El conejo de los tres deseos
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El conejo de los tres deseos

Edades:
A partir de 3 años
El conejo de los tres deseos El conejito Pepito vivía en un precioso bosque con su mamá, sus hermanitos y muchos conejitos más.

A Pepito le encantaba corretear entre los árboles, comer flores y revolcarse en la hierba.

Un día, Pepito vio algo extraño entre los arbustos: era un zorrito escondido. Pepito pegó un brinco y salió corriendo.

Con el brinco, el zorro también se asustó, y se fue corriendo también, pero hacia el otro lado.

Esa noche, Pepito no pudo dormir, así que pidió un deseo al hada del bosque.

—Por favor, hada del bosque, no dejes que el zorrito nos haga daño, protégenos.

A la mañana siguiente, Pepito se encontró que todos los conejitos eran enormes. Él mismo, en cuanto salió de su madriguera, creció y creció hasta hacerse tan grande como una vaca.

—¿Qué ha pasado, Pepito? —le preguntó el conejito Tralarito—. Dicen que has pedido un deseo al hada del bosque.

—Le pedí que nos protegeria del zorrito —dijo Pepito.

—Pues como venga se va a llevar un buen susto —se rio el conejito Pirulito. Y todos con él.

Hasta que…

—¡Pum pum!

—¡Corred, son cazadores! —gritó Mamá Coneja.

Los conejos empezaron a correr, porque eran tan grandes que no podían esconderse en ninguna.

El conejito Pepito encontró una cueva y se metió dentro. Y enseguida se acordó del hada del bosque:

—Por favor, hada del bosque, no dejes que los cazadores nos hagan daño, protégenos.

En cuanto terminó de formular su deseo, él y todos los demás conejitos recuperaron su tamaño normal.

Cuando se reunieron de nuevo, el conejito Paquito le dijo:

—Menos mal que te acordaste de pedir un deseo, Pepito. Pero te has pasado un poco. Ahora somos tan pequeñitos que las palomas nos van a confundir con los gusanos.

El conejito Pepito formuló un nuevo deseo.

—Por favor, hada del bosque, devuélvenos nuestro tamaño normal, que ya nos preocuparemos nosotros por cuidarnos de los peligros del bosque.

El conejo de los tres deseosEn un momento todos los conejitos habían recuperado su tamaño normal.

—Mejor no pidas deseos, Pepito, que al final la vamos a liar —dijo el conejito Titomito.

Desde entonces, al conejito Pepito los conocen como el conejo de los tres deseos, aunque nunca más volvió a pedir ninguno. Aunque los tienes reservados, que nunca se sabe.

Mientras tanto, se ocupa de solucionar sus problemas, que ya está escarmentado. Y es que nunca se sabe lo que puede pasar cuando dejas que las decisiones las tome otro por ti, incluso aunque se trate de la mismísima hada de los deseos.
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