El ayudante del mago Mayer
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El ayudante del mago Mayer

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A partir de 6 años
El ayudante del mago Mayer El viejo mago Mayer era muy minucioso con su trabajo y tenía muchísimo orden con sus cosas. Sus libros de hechizos estaban ordenados por color de la portada, por fecha y alfabéticamente.

Los ingredientes para las pócimas estaban todos en frascos impecables y adecuadamente rotulados. Las demás herramientas también tenían un orden envidiable. Además, al mago Mayer le gustaba hacer todo él mismo, sentía que nadie podría hacer las cosas como él las hacía, y además creía que podía con todo.

Creía, pero en realidad no podía. Siempre estaba muy cansado por ocuparse de todo, y también muchas veces le sucedía que no le alcanzaba el tiempo para hacer todo lo que quería.

Una tarde, estaba sentado en su escritorio, agobiado y con su agenda en mano, pensando cómo resolvería sus asuntos pendientes.

—Mayer, es hora de que te busques un ayudante— dijo Milton, su cuervo, mientras se posaba en el escritorio.

—Ya sabes que no me gustan esas cosas Milton, yo puedo con todo.

—Sabes que no es así, nos conocemos hace muchos años. Tú eres muy capaz e inteligente, pero no puedes con todo solo, siempre estás cansado y sobrepasado de tareas.

—Mmmm no lo sé— respondió el mago, un poco sabiendo que Milton estaba en lo cierto.

—Deja de resistirte a contratar un asistente y delegar algunas tareas, seguro te irá mejor y podrás tener tiempo para pensar en cosas nuevas.

—No creo que nadie sea capaz de hacer las cosas como yo Milton... Pero de acuerdo, lo haré para que veas que no funciona y no me queda otra que hacer todo yo solo.

Y así lo hizo. El mago Mayer colocó en su puerta un cartel que decía "se busca ayudante de mago". Luego de entrevistar a varios candidatos, el mago Mayer se decantó por un joven, que aunque parecía un poco torpe, se notaba que era un chico muy curioso, y esa característica era ideal e indispensable para cualquier mago.

Los primeros días, Mayer le enseñaba las tareas a su joven ayudante. Al principio el mago profesional estaba muy nervioso y pendiente de lo que el muchacho hacía. Pero poco a poco, se fue relajando y sorprendiendo.

EEl ayudante del mago Mayerl joven logró rápidamente aprender todo lo que Mayer le había enseñado, lo hacía todo igual a su maestro. Incluso el colaborador siempre tenía ideas creativas e innovadoras de como hacer las cosas mejor y más rápido. Con el paso del tiempo, incluso, empezó a crear sus propios hechizos.

Tiempo después, Mayer tuvo que darle la razón a Milton y agradecerle de convencerlo de conseguirse un ayudante. El mago, que pensaba que la experiencia serviría para demostrarle a su cuervo que tener un ayudante no sería útil, se dio cuenta de que estaba equivocado.

Gracias a su ayudante, Mayer comenzó a estar mucho más relajado y con tiempo para hacer otras tareas, incluso descansar, confiando en su colaborador y en sus capacidades.
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