¿Dónde está el cole?
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¿Dónde está el cole?

¿Dónde está el cole? Erika estaba nerviosa. Se había levantado temprano para llegar pronto a clase el primer día de colegio. Hacía apenas dos días que había llegado al pueblo y no había tenido tiempo para conocer a nadie.

Además, Erika no había ido nunca al cole, porque su madre la educaba en casa. Pero con su nuevo trabajo ya no podía ocuparse de su educación. A Erika eso no le hacía gracia, y ni siquiera se había molestado en preguntarle a su madre qué trabajo tan importante era ese que le importaba más que ella.

Erika salió de casa, cargada con su mochila y el almuerzo. Llevaba de sobra para compartir. "El chocolate y las galletas te ayudan a hacer amigos". Al menos, eso decía su madre.

Erika caminó durante un largo rato. El colegio estaba un par de kilómetros más allá del pueblo. Pero todo el mundo decía que la caminata valía la pena, porque el paisaje era precioso.

Pero cuando llegó al lugar donde debía de estar el colegio no había nada más que un gran jardín con varios cenadores alrededor, fuentes, un gran parque de juegos y varias pistas deportivas al fondo. Erika pensó que se había equivocado de sitio, aunque enseguida cambió de idea, porque había mucha gente allí preguntándose lo mismo:
- ¿Dónde está el cole? - decía todo el mundo.

Cuando todos los alumnos estaban esperando a ver qué pasaba, una mujer se colocó en la entrada del jardín.

-¿Dónde está el cole? ¡Bienvenidos al nuevo colegio! -dijo la mujer-. Soy la nueva directora y os presento las nuevas instalaciones.
- ¿Mamá? -dijo en voz baja Erika, sin poder creer lo que veían sus ojos.
- ¡Pero esto no es un cole! -dijeron unos niños que estaban en primera fila.
- ¿Por qué no? -preguntó la mamá de Erika.
- ¿Dónde están las aulas, las puertas, el gimnasio o el patio? -preguntó alguien.
- Todo está ante vuestros ojos -dijo la mamá de Erika. A partir de ahora aprenderemos de una manera diferente.
- ¡Esta es mi madre! -pensó Erika, orgullosa de ella.

Y así fue como Erika comenzó su primer día de escuela y cómo descubrió que su madre no la había abandonado por un trabajo mejor que ella, sino que había conseguido hacer su sueño realidad contando con su hija.
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