El lobo y el hombre
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El lobo y el hombre

Edades:
A partir de 8 años
Valores:
El lobo y el hombre Estaba un día la zorra diciéndole al lobo lo magnífica que era la fuerza del hombre. No había animal que le resistiera, y todos habían de valerse de la astucia para guardarse de él.

A todo esto el lobo respondió:

- Como tenga ocasión de encontrarme con un hombre, ¡vaya si arremeteré contra él!

- Puedo ayudarte a encontrarlo -dijo la zorra-. Ven mañana de madrugada y te mostraré uno.

El lobo se presentó donde había queda con la zorra y está lo acompañó al camino que todos los días seguía el cazador.

Primero pasó un soldado bastante mayor, que ya no podía luchar.

- ¿Es eso un hombre? -preguntó el lobo.

- No -respondió la zorra-, lo ha sido.

Después se acercó un muchacho, que iba a la escuela.

- ¿Es eso un hombre?

- No, lo será un día.

Finalmente, llegó el cazador y la zorra le dijo al lobo:

- ¿Ves? ¡Eso es un hombre! Tú, atácalo si quieres. Yo prefiero ocultarme en mi madriguera.

El lobo se precipitó contra el hombre. El cazador, al verlo, dijo:

- ¡Lástima que no lleve la escopeta cargada con balas! -

Y, apuntándole, le disparó una perdigonada en la cara. El lobo arrugó intensamente el hocico, pero, sin asustarse, siguió derecho al cazador. Este le disparó la segunda carga. Reprimiendo su dolor, el animal se arrojó contra el hombre, y entonces éste, desenvainando su reluciente cuchillo le asestó tres o cuatro cuchilladas. El lobo salió corriendo, sangrando y aullando, y fue a buscar a la zorra.

- Bien, hermano lobo -le dijo la zorra-, ¿qué tal ha ido con el hombre?

- ¡Ay! -respondió el lobo-, ¡yo no me imaginaba así la fuerza del hombre!

El lobo y el hombrePrimero cogió un palo que llevaba al hombro, sopló en él y me echó algo en la cara que me produjo un terrible escozor; luego volvió a soplar en el mismo bastón, y me pareció recibir en el hocico una descarga de rayos y granizo; y cuando ya estaba junto a él, se sacó del cuerpo una brillante costilla, y me produjo con ella tantas heridas, que por poco me quedo muerto sobre el terreno.

- ¡Ya estás viendo lo vanidoso que eres! -le dijo la zorra-. Echas el hacha tan lejos, que luego no puedes ir a buscarla.
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